Unilever, conocida por su diversa cartera de productos que van desde alimentos hasta artículos de higiene personal, ha tomado una decisión estratégica bastante significativa al anunciar su intención de separarse de su división de helados. Esta división no es pequeña ni marginal; abarca marcas icónicas y queridas por los consumidores como Ben & Jerry’s, Magnum, Wall’s Cornetto, y Carte D’Or, entre otras. La consideración de una escisión y cotización separada en bolsa de esta división refleja un cambio táctico en el enfoque de Unilever hacia sus operaciones y estrategia de crecimiento.
La razón detrás de esta medida estratégica es bastante clara: Unilever busca generar ahorros significativos, específicamente alrededor de 870 millones de dólares en los próximos tres años. Este enfoque en la eficiencia y la optimización de costos llega en un momento en que la división de helados ha experimentado un volumen de ventas menor al esperado, lo que destaca los desafíos en un mercado competitivo y, posiblemente, los cambios en las preferencias de los consumidores.
Lo notable es la magnitud del impacto laboral que esta reestructuración traerá consigo. Con la supresión de 7,500 empleos, Unilever afectará a aproximadamente el 6% de su fuerza laboral global. Esto subraya la envergadura de la reestructuración y el impacto que tendrá no solo en la estrategia y las finanzas de la empresa, sino también en su capital humano.
La estrategia de Unilever de concentrarse en un número selecto de marcas «motrices», que constituyen la mayoría de sus ingresos, es una táctica que muchas empresas adoptan para enfocarse en áreas de crecimiento y eficiencia. Sin embargo, la decisión de alejarse de una división tan importante como la de helados marca un punto de inflexión que podría tener implicaciones significativas en su posicionamiento en el mercado y cómo los consumidores perciben a la empresa.
El interés y la aprobación de los inversores, reflejado en el aumento de las acciones tras el anuncio, sugieren que el mercado ve con buenos ojos esta decisión, posiblemente como un movimiento hacia una mayor rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo. Sin embargo, los efectos a largo plazo de esta estrategia, tanto para la empresa como para el mercado global de helados, donde Unilever ha sido un jugador dominante, aún están por verse.
Con información de El Economista | Nota original