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De Mercados y Políticas Inevitables

El problema de prometer lo imposible es que, tarde o temprano, te tocará entregar lo absurdo…

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Antes que nada, a todos mis queridos y estimados lectores que, durante este periodo de tal vez no merecidas, pero sí necesarias vacaciones, me contactaron a través de redes sociales para preguntar por el regreso a este espacio, mi infinito agradecimiento por estar atentos a mi trabajo.

Ahora bien, entrando en materia, qué mejor forma de regresar a este espacio que en medio de una gran coyuntura. Hoy, no solo a nivel nacional, sino también en el resto del mundo, parece que las cosas no están tan bien como pensamos. Basta con ver la reacción tan severa de los mercados al reciente movimiento de tasas en Japón, o el atentado al expresidente Donald Trump que por un momento logró mandar a la lona a los demócratas, pero que también les sirvió para abrir paso a una nueva opción de candidatura con la actual vicepresidenta Kamala Harris. Todo indica que va a dar una buena pelea, y estos son tan solo algunos de los sucesos más recientes.

En nuestro país, la corcholata mayor ha estado de gira constante, haciendo presentaciones en sociedad de los que serán los integrantes de su equipo de trabajo, que, dicho sea de paso, deja en claro que si alguien estará presente durante el “Sheinbaunato” será el hijo predilecto de Macuspana. Basta ver los nombres de los flamantes seleccionados para el futuro nuevo equipo presidencial, todos, miembros del equipo actual del tabasqueño. Mienten al decir que no son iguales a los del pasado, porque son los mismos.

En lo económico, qué puedo decir. En las últimas semanas, hemos visto cómo se han caído los grandes sueños guajiros de tener una planta de Tesla y que el famoso nearshoring hiciera de México el paraíso de las inversiones. La economía creció a un ritmo menor en el último trimestre y, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Citibanamex de Expectativas, para 2024 se espera un crecimiento del PIB de 1.7%, menor que el 1.9% estimado algunos días antes de esa publicación. La proyección para el PIB en 2025 permanece en 1.5%, sin cambio, muy por debajo de los resultados de este año. En julio de 2024, la inflación general fue de 5.57%, mayor a lo observado en junio, cuando fue de 4.98%. La inflación subyacente continúa con una trayectoria a la baja, llegando a 4.05% desde 4.13% en junio. En medio de esto, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió disminuir en 25 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día, a un nivel de 10.75%, en lo que, de acuerdo con el comunicado del propio organismo, fue una votación dividida.

Para colmo, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó, en los últimos minutos del jueves pasado, una reforma que obliga a fijar anualmente los salarios mínimos generales o profesionales de los trabajadores del Apartado A del Artículo 123 Constitucional para que siempre estén por encima de la inflación observada. A largo plazo, esta medida podría generar presiones inflacionarias, creando un “estira y afloja” entre las decisiones del banco central y los incrementos salariales. Esto, sin duda, podría perjudicar tanto a trabajadores como a empresarios, especialmente si consideramos que, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en junio de 2024, el 53.8% de la población ocupada, equivalente a 31.7 millones de personas, estaba en la informalidad laboral.

En buen cristiano, las decisiones de corto plazo, como la reciente aprobación sobre los salarios mínimos, aunque bien intencionadas, podrían tener repercusiones significativas si no se consideran sus efectos en la inflación y el empleo informal. La clave radica en encontrar un balance que permita mejorar la calidad de vida sin desestabilizar los pilares de la economía, esto es, un enfoque integral que abarque desde la inversión, hasta la creación de empleos formales, cuestiones que a mi parecer el futuro gobierno de la corcholata mayor, no tiene muy claro.