Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

¿Tiranía disfrazada de justicia?

Cuando la verdad duele, el aplauso al poder suena más fuerte, pero el bolsillo igual de vacío…

Publicado originalmente en:

Esta semana, el expresidente Ernesto Zedillo ha vuelto a sonar fuerte en los medios, un tanto inesperadamente, dejando claro su posición sobre la reforma judicial. Una reforma que, como era de esperarse, ha generado múltiples reacciones, pero las palabras de Zedillo, siempre calculadas, retumbaron como balas en el aire. Zedillo, conocido por su prudencia desde que dejó el cargo, esta vez no se guardó nada: “un partido oficial que puede además manejar el poder judicial, se llama en términos simples tiranía. Y si usted tiene tiranía, entonces no tiene democracia».

Naturalmente, no pasó mucho tiempo antes de que el presidente López Obrador respondiera con su característico tono despectivo, casi teatral: «Es de risa, sí, es de risa, hacen el ridículo», mientras despachaba la crítica en su show mañanero. Aunque no fue tan severo como en sus ataques contra Calderón o Fox, lo que dice mucho. Tal vez López aún le debe un par de favores a Zedillo, después de todo, sin él, la carrera política de AMLO podría haber sido muy diferente, ya que fue el propio Zedillo quien allanó el camino para su candidatura a Jefe de Gobierno en 2000.

Pero más allá de los dardos cruzados entre ambos, las palabras de Zedillo tocan una fibra sensible en el ámbito económico y político. Esta reforma judicial se enmarca en un contexto donde la economía mexicana ya está sufriendo, y lo peor es que no hay señales de mejora. Los indicadores del Producto Interno Bruto (PIB) proporcionados por el IMEF para 2024 han sido ajustados a la baja: de un crecimiento previsto de 1.7%, ahora se espera un escaso 1.5%. Y el panorama no mejora para 2025, con una proyección de 1.3% para el primer año del gobierno de Sheinbaum. Todo esto como resultado directo de las políticas económicas actuales, que parecen más enfocadas en destruir instituciones autónomas y aprobar reformas cuestionables que en fomentar el desarrollo real.

El estancamiento es evidente no solo en la proyección del PIB, sino también en indicadores clave como el consumo privado, que sigue con tasas negativas. El INEGI confirmó que en julio de 2024, la actividad industrial apenas creció un 0.2% mensual, y un mísero 0.6% en términos anuales. Es decir, estamos hablando de una economía prácticamente estancada. Lo peor es que esta tendencia no parece tener fin, y la reciente reforma judicial, junto con otras reformas constitucionales, no harán más que agravar la situación.

Algunos podrían argumentar que el modelo económico de Zedillo no fue perfecto, pero al menos logró levantar al país de una de las peores crisis económicas de su historia. Su legado incluye un crecimiento económico sostenido del 7% anual al cierre de su sexenio, algo que Andrés Manuel nunca podrá presumir. Así que, aunque haya tardado en levantar la voz, lo que dice Zedillo no puede ser ignorado, sobre todo en estos momentos en que el país está a la deriva económica.

Pero no solo Zedillo ha sido blanco de las críticas del gobierno. La impresentable de la Vilchis, encargada del segmento de «quién es quién en las mentiras» durante las mañaneras, tuvo la audacia de atacar al expresidente con argumentos tan absurdos que rozan lo ridículo. Lo acusó de haber «controlado» el poder judicial durante su mandato, olvidando convenientemente que una de sus nominadas fue nada menos que Olga Sánchez Cordero, exsecretaria de Gobernación y fiel aliada de la 4T. ¿Qué se puede esperar de alguien que ni siquiera sabe leer?

Por si fuera poco, el tipo de cambio ha vuelto a subir. Después de semanas en que el peso rondaba los 17 por dólar, hoy se encuentra por encima de los 19, y ha llegado incluso a tocar los 20 pesos. Los mismos que alababan a AMLO por «fortalecer» la moneda han desaparecido. ¿Dónde están los fieles seguidores que siempre encuentran una excusa para los fracasos del presidente? Ah, claro, seguro culpan a los «conservadores» y a Zedillo de este nuevo golpe al bolsillo.

Finalmente, me permito recordarle, querido lector, que las palabras de Zedillo resonarán en los próximos meses. «Cuando veo que la República está en riesgo, no puedo quedarme callado, no puedo ser un cobarde». No seamos cobardes, porque si bien la historia es cíclica, también es implacable. Y si permitimos que sigan tomando decisiones sin cuestionarlas, nos tocará pagar un precio que ni siquiera el peso podrá soportar.

Así, así el segundo acto de los tiempos estelares de la transformación de cuarta.