La llegada de Donald Trump a un segundo mandato en Estados Unidos ha generado un cambio radical en el enfoque corporativo hacia la diversidad, equidad e inclusión (DEI). Las nuevas directrices del gobierno republicano, que considera estos programas “discriminatorios” hacia ciertos grupos, han provocado que importantes empresas como Meta, Alphabet (Google), Ford y Starbucks recorten o eliminen sus políticas DEI.
Esta tendencia no se limita a las fronteras estadounidenses. Compañías europeas con operaciones en Estados Unidos han sido presionadas a abandonar sus compromisos con la diversidad, incluso firmando formularios para confirmar su desvinculación de iniciativas DEI. Ejemplos como Volkswagen, SAP y Telekom ya muestran un repliegue, en parte por temor a perder contratos gubernamentales en EE. UU.
El impacto también se ha notado en adquisiciones corporativas. La aprobación de la compra del operador Lumos por parte de T-Mobile US coincidió con la eliminación de programas de diversidad en su filial de Deutsche Telekom, lo que ha sido interpretado como un condicionamiento político a la continuidad de dichos compromisos.
A pesar de este panorama, muchas empresas resisten. De acuerdo con Cawa Younosi, líder de la Carta de la Diversidad en Alemania, alrededor del 90 % de las compañías consultadas afirmaron que no modificarán sus programas DEI, y más de 800 empresas nuevas están interesadas en firmar la carta este año. Compañías como Siemens, BMW, Henkel e incluso la británica Lush han declarado públicamente su intención de mantener y fortalecer sus esfuerzos por una cultura laboral inclusiva.
En Estados Unidos, aunque algunas grandes empresas han ajustado su narrativa para evitar fricciones legales —sustituyendo términos como “DEI” por “inclusión” o “pertenencia”—, otras como Apple, Microsoft y Costco continúan defendiendo abiertamente la diversidad como un pilar de su identidad empresarial.
No obstante, los cambios son visibles. Un informe del Financial Times reveló que el 90 % de las compañías del S&P 500 que presentaron informes tras la elección de Trump eliminaron menciones a DEI, optando por un lenguaje más genérico y evitando compromisos explícitos.
El presidente Trump, por su parte, ha promovido decretos para eliminar iniciativas DEI en oficinas gubernamentales y ha amenazado con sancionar a empresas del sector privado que continúen con estos programas, acusándolos de “discriminar a hombres blancos de mediana edad”.
La situación también expone a los trabajadores. Michelle Jolivet, experta en inclusión, afirmó a la BBC que muchos programas DEI han sido suspendidos de forma encubierta, aunque en la práctica todavía se aplican algunos principios de diversidad en las contrataciones y el desarrollo interno.
Finalmente, ejemplos como la inclusión de John McFall, el primer astronauta con una pierna protésica, demuestran que el camino hacia la diversidad puede seguir avanzando, incluso en entornos donde no se utilicen etiquetas formales como “DEI”.
En un entorno donde la política parece haber entrado a la sala de juntas, la batalla por la diversidad laboral no ha terminado, pero sí ha cambiado de forma. Para muchas empresas, la inclusión sigue siendo un valor esencial, aunque ahora deban expresarlo en otros términos.
Este artículo ha sido elaborado a partir de información publicada en La Jornada. Para leer la nota original, visita: Trump vs. «woke»: ¿el fin de la diversidad en las empresas? – DW – 27/05/2025
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