La iniciativa para reducir la jornada laboral en México de 48 a 40 horas semanales ha generado reacciones encontradas en el sector empresarial. Aunque se reconoce que la medida busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores y su derecho al descanso, representantes empresariales advierten que la implementación podría incrementar entre un 20 y 25 por ciento los costos operativos, especialmente en micro y pequeñas empresas.
Julián Palombo Saucedo, delegado nacional de Concanaco, advirtió que muchas unidades económicas no soportarán esta carga y podrían cerrar o migrar a la informalidad. Sugirió que el gobierno implemente incentivos fiscales para amortiguar el impacto, postura compartida por líderes empresariales como Roberto Vega Solís, presidente de Coparmex Tijuana, quien recordó que el 98% de las empresas en Baja California son MIPyMES y no están preparadas para enfrentar este cambio sin apoyo estructural.
Joel Villalobos, del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Tecate, también alertó sobre el riesgo de una contracción empresarial si la medida no se implementa de manera gradual. Según datos del IMSS, de abril de 2024 a abril de 2025 se registró la pérdida de más de 26 mil patrones a nivel nacional y casi 2,800 en Baja California. En su opinión, los ajustes deben ir acompañados de una reforma fiscal que incluya subsidios al empleo y modificaciones al ISR.
Algunos empresarios temen que, ante el aumento de costos, las empresas dejen de otorgar bonos e incentivos adicionales, lo que podría reducir las percepciones netas de los trabajadores. Villalobos planteó un periodo de ajuste de entre 5 y 10 años, frente al plan de la Secretaría del Trabajo, que prevé alcanzar las 40 horas semanales a más tardar en 2030. La titularidad del proceso recae en Marath Baruch Bolaños, quien ha señalado que la transición será paulatina.
En contraste, expertos como Alexis Eduardo González Gómez, del observatorio “México, ¿Cómo Vamos?”, sostienen que la reducción de la jornada no necesariamente implica una baja en la productividad. De hecho, argumenta que países con menores horas laborales suelen tener mayor eficiencia. Según el INEGI, en el cuarto trimestre de 2024 la población ocupada en México trabajó un promedio de 42.2 horas semanales, con más de 15 millones de personas laborando más de 48 horas.
Además, González Gómez considera que la medida podría fomentar una mayor participación femenina en el mercado laboral, y aunque reconoce que la figura del pago por hora aún no está integrada al marco legal mexicano, cree que esta discusión abre la puerta para flexibilizar y modernizar el esquema laboral actual. Asimismo, remarcó que será esencial acompañar la medida con incentivos fiscales y económicos que permitan a las empresas crecer y formalizarse.
Desde una perspectiva social, organizaciones civiles como Acción Ciudadana Frente a la Pobreza insisten en que la reforma debe ser inclusiva y considerar todos los sectores. Su presidente, Rogelio Gómez Hermosillo, pidió que los foros convocados por la Secretaría del Trabajo en 2025 aborden las realidades laborales del país, incluyendo a quienes trabajan en sectores como salud y seguridad, donde las jornadas exceden con frecuencia las 48 horas, violando la Constitución.
En resumen, aunque la reducción de la jornada laboral es vista como una mejora hacia el respeto de los derechos humanos de los trabajadores, su éxito dependerá de una implementación consensuada, progresiva y respaldada por políticas fiscales y económicas que faciliten la adaptación de las MIPyMES, eviten el desempleo y fortalezcan la productividad nacional.
Este artículo ha sido elaborado a partir de información publicada en La Jornada. Para leer la nota original, visita: Jornada de 40 horas subirá 25% costos operativos a empresas – Semanario ZETA
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